Desde Coltacocha, la vía a Guayaquil asciende hasta la nieve y las laderas de páramos, que van descendiendo a través de todos los pisos bioclimáticos hasta los campos de cultivo de los valles. Pequeñas tierras de cultivo en imposibles pendientes que expresan la riqueza de la tierra y el enorme esfuerzo de las personas campesinas que viven en ella y que la trabajan. En un sistema de posesión resultante de la reforma agraria que colectivizó las haciendas parcialmente, y un proceso de liberalización del campo a partir de los años 90 del S.XX que tendió a reconcentrar la tierra.
Para el Estado ecuatoriano todo el territorio nacional es susceptible de ser explotado. No solo se trata de la XI Ronda petrolera o el inicio de la megaminería en el país: las plantaciones forestales son otra apuesta decidida del Estado para acelerar la circulación de capital a través de acumulación por despojo. Se trata de apropiarse de territorios como el páramo, que han mantenido hasta la actualidad los usos y manejo comunitario, como ecosistema que provee de agua a las comunidades que viven bajo el páramo, pero también a buena parte del país.
En el caso de la salida, una antigua hacienda sobre el páramo es recomprada por un acaudalado guayaquileño que se propone aprovechar las ventajosas condiciones de préstamo que genera la Corporación Financiera Nacional (parte del Estado ecuatoriano). La CFN aporta el préstamo para la compra y plantado de los pinos de entre uno y dos años, financiación que es devuelta en un 75% si la plantación de pinos prospera. Se tratan de préstamos financiados por el Banco Mundial, que en ocasiones como ésta, no cuentan con un estudio de impacto ambiental. La CFN, alineada a los planes gubernamentales, no está preocupada por dónde son sembrados los pinos.
Los pinares no son ecosistemas nativos de las altitudes donde se asienta el páramo pero están mejor preparados para competir porque las acículas acidifican el suelo, y generan unas condiciones en las que los pajonales y almohadillas propias del páramo no pueden subsistir. Es claramente visible en los páramos en los que se observan plantaciones de pinares (lo mismo ocurre con los eucaliptos). Al balance hídrico negativo de hacer desaparecer el páramo se suma la cantidad de agua que requieren las plantaciones, lo que en pocas décadas tiene un fuerte impacto en las fuentes de agua.
Consciente de ello, la comunidad visitada se está organizando para sacar la nueva plantación de pinos ubicada en los páramos de los que depende su agua. Además, la plantación excede los límites de la propiedad del nuevo hacendado, y los páramos que son propiedad de las familias de la comunidad han sido también plantados con pinos. La visita, a pedido de la propia comunidad, y a lomos de caballo, tuvo como objetivo certificar la plantación de pinos sobre el páramo y las principales áreas de invasión en las propiedades de las familias de la comunidad.