293 mujeres criminalizadas en Ecuador por abortar en Ecuador.
51 en 2013 y 2014 , 192 en 2015, 2016 y la mitad de 2017, lo que supone una multiplicación considerable a partir de la promulgación del COIP.
A las 20h del 28 de septiembre haremos un twitazo con los hashtag #UnGritoGlobal #AbortoLegal #NiMuertasNiPresas
Más información en la cartografía por provincias:
Lanzamiento del mapa de criminalización del aborto en Ecuador:
Trabajo Colectivo:
La serie de mapas que vamos a presentar esta tarde son el resultado de trabajo en colectivo incluyendo a Surkuna, FLACSO-Ecuador, Plan Parenthood y el Colectivo de Geografía Critica.
Territorialización de la criminalización del aborto en Ecuador desde las geografías feministas:
Entendemos la despenalización del aborto como una lucha territorial, comprendiendo el cuerpo como lugar. El cuerpo es un territorio en relación, que encarga relaciones de poder, de rebeldía, y de resistencia. El cuerpo también es un territorio en relación al territorio nacional como un lugar de disputa para el bienestar y la vida de las mujeres.
Desde una mirada de la geográfia feminista, la lucha contra la despenalización del aborto tiene lugar en diferentes escalas. En primer lugar, las mujeres reivindicamos poder abortar con libertad y seguridad poniendo nuestros cuerpos en esta disputa pues es ahí donde los embarazos forzados, no deseados o por violación ocurren. Las mujeres encarnamos esta defensa de nuestros derechos en tanto las políticas públicas, el sistema de salud y el sistema judicial nos violentan directamente. El reclamo por el control de nuestras vidas y para asegurarnos no morir por abortos inseguros, se relaciona por tanto de manera fundamental con la soberanía de nuestros propios cuerpos que enfrentan la culpa, el estigma y la criminalización social impuesta por la moral de grupos de poder.
Nos parece importante poner de relieve este nivel para el análisis por dos motivos: 1) por un lado, esta violencia machista de carácter estructural está íntimamente conectada con el hecho de que muchísimas mujeres en el país decidan abortar; 2) por otro lado, hemos de entender que la violencia machista adquiere formas específicas en función de las dinámicas sociales que configuran los diferentes territorios en el país. La defensa de las mujeres criminalizadas por abortar y del derecho al aborto en general pasa también entonces por comprender la manera específica en que la violencia contra las mujeres aterriza en los diversos lugares del Ecuador. En segundo lugar podemos hablar de un ámbito o nivel meso-territorial en el que se concreta la violencia machista en su sentido estructural pues las violencias contra las mujeres es tal que entre las muchas consecuencias se dan embarazos forzados, no deseados, y por violaciones sexuales hacia niñas y adolescentes. Y esto hay que mirarlo en relación a la clase social, la étnia y la opción sexual de las mujeres. Este nivel de análisis nos permite evidenciar por ejemplo cómo las mujeres más criminalizadas por abortar en el Ecuador son mujeres racializadas, empobrecidas y con poco poder para ejercer su derecho a la privacidad médica y prevenir un embarazo adolescente, entre otros factores.
En tercer lugar identificamos el ámbito estatal central como un lugar clave en el que la lucha contra la despenalización del aborto está teniendo lugar. En este nivel, no hay lugar para medias tintas a la hora de situar al Estado: la criminalización del aborto ha de entenderse como una agresión directa, como una violencia que contribuye a configurar el entorno estructural de violencia mencionado anteriormente. La persecución del Estado a las mujeres que han decidido abortar comprende también al ámbito de la salud pública, en tanto gran parte de las mujeres criminalizadas acuden a hospitales públicos y, a menudo, son denunciadas por el propio personal de salud.