Colectivo de Geografía Crítica de Ecuador

Geografiando para la Resistencia

Tsuntsuim: el territorio comunitario recuperado pese al asedio minero

Fotos de la galería cortesía de Maricela Rivera. Pueden ver su trabajo en sus páginas de myportfolio e instagram.

 

Tsuntsuim es una comunidad Shuar en la cordillera del Cóndor, provincia de Morona Santiago, que en diciembre de 2016 fue desalojada violentamente por el ejército ecuatoriano como parte de las acciones para garantizar el emplazamiento del proyecto megaminero Panantza-San Carlos de la minera EXSA de capitales chinos. Además del desalojo, más de 70 personas de la comunidad fueron enlistadas como posibles responsables de la muerte de un policía durante los enfrenamientos en el campamento minero La Esperanza, emplazado en lo que otrora fuera la comunidad Shuar de Nankintz, también desalojada con violencia. Además, el estado decretó estado de excepción por dos meses en toda la provincia, dando espacio para el abuso de la fuerza. Además, las mujeres y niños Shuar, refugiados en otras comunidades que les acogieron, soportaron la vigilancia militar constante a través de sobrevuelos de helicópteros y drones y la presencia de camiones y militares en las inmediaciones de las comunidades. Todo ello para garantizar la exploración y explotación minera que invade el territorio Shuar y que encuentra resistencia.

Tsuntsuim

Foto Maricela Rivera

La violencia ejercida por el estado contra Nankintz y Tsuntsuim suscitó solidaridad e indignación nacionales e internacionales que quedaron registradas en varias piezas: Cantar contra el hambre: la lucha de Tsuntsuim, Desplazados: Víctimas del estado de excepción y la minería, Signs of lasting trauma in people evicted to make way for giant mine in Ecuador en el periódico inglés The Guardian, Las despojadas de la Correa del Cobre en diario El País de España. La situación fue denunciada también ante el Tribunal de justicia y defensa de los derechos de las mujeres panamazónicas y andinas.

En abril de 2017 como Colectivo de Geografía Crítica hicimos un ejercicio de mapeo participativo con mujeres de las dos comunidades que llegaron a Quito para denunciar lo que estaba sucediendo. Utilizamos la información plasmada en esos mapas junto a noticias de prensa y entrevistas para producir un mapa que daba cuenta de la violencia que el estado estaba ejerciendo contra la población Shuar a favor de la megaminería. Se puede leer una reseña de este trabajo en la cartilla “Los feminismos como práctica espacial”, donde señalamos además las particularidades de la violencia según el género.

Entre marzo y mayo de 2017 las mujeres volvieron a la comunidad, poco a poco. Un comunicado oficial del Ministerio de Educación las habría hecho decidir: les dijeron que si no habían niños en la escuela, la cerraban, en un nuevo episodio de ejercicio de violencia desde el estado.

En el ejercicio de mapeo participativo que hicimos a inicios de septiembre de 2018, las mujeres contaron cómo fue volver:

“En el camino de regreso el corazón me hacía tucutún, tucutún”

Mapa parlante realizado por una mujer de Tsunsuim

No ha sido la única forma en que el estado sigue ejerciendo violencia. Cuando fueron desalojadas, muchas perdieron documentos y papeles, sea por el apuro de la huida o porque los militares destruyeron luego todo. El caso es que hoy enfrentan varias dificultades por los documentos perdidos; por ejemplo, una mujer que necesita presentar el carné de vacunación de los guaguas para seguir accediendo al bono y es incapaz de volverlo a pedir porque ante todo, lo que ha quedado es el miedo.

Los mapas que dibujaron las mujeres muestran que el miedo sigue presente. Aunque les pedimos que dibujen la comunidad soñada, el relato del desalojo, los meses que vivieron como refugiadas en otras comunidades, y el susto del regreso, siguen siendo los elementos centrales en los dibujos. Y el responsable es el estado.

Una mujer señala la comunidad de Tiink en su mapa, donde se refugiaron cuando fueron desalojadas de Tsuntsuim.

Foto Maricela Rivera

De todas formas, los dibujos del territorio de la comunidad muestran pistas claras: las huertas, los animales, la escuela, la vida campesina que se re-territorializa. La comunidad está linda, habitada, llena de niños. Las tomas de agua tienen líquido abundante, los limoneros ya dan limones, se organizan fiestas y asambleas en las que se recrea la vida comunitaria. Una compañera nos cuenta que ha sembrado fréjol negro y se ha dado. Nos pide semillas. La comunidad, pese al trauma y la amenaza latente de la megaminería, se re-instala.

“Solo queremos vivir en paz, que nos dejen en paz”.

Mapas parlantes realizado por mujeres de Tsunsuim

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